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Luciana mamá; el reality de Salazar minuto a minuto: rating, caprichos, obsesiones y ni una lágrima real

Vimos la única (por suerte) emisión del programa de la rubia en su proceso de maternidad.

Lo único salvable del reality de Luciana Salazar al verlo fue que sirvió para demostrar que es insoportable. Ella es una "celebritie" aunque nunca sabremos a qué se dedica. Su programa "Luciana mamá" la encontró hablando de lo mejor de su vida, la llegada de su hija Matilda.

Primero apareció en el rodaje de una película; peleando con su asistente que se nota que la padece todo el tiempo, aterrada por cada desplante de diva de la rubia. La reta porque "usa ropa parecida"; avisa que odia "la impuntualidad" cuando su amigo Caprarola llega tarde para ver la decoración del cuarto de su hija. "Mis amigos tienen que entender que ésto es muy importante para mí y los necesito más que nunca".

Lo peor del reality es que justamente no tiene nada de las características de ese tipo de programas donde todo fluye entre participantes. Porque aquí Salazar y su entorno aparecen en pose permanente, guionados, exagerando cada situación. Nada es creíble.

El rating fue complicado. "Luciana mamá" heredó 11 puntos que le dejó "Las estrellas" y ya había perdido 3 puntos en cinco minutos. "Detesto no tener el control de las cosas", dice Luciana y da paso a las imágenes del Baby-Shower con amigos como Polino, padrino de la beba y Ana Rosenfeld, la madrina.

No se sabe cómo cayó ahi Nancy Pazos, pero ahí estaba. A las 23.01 el programa medía 7.3, mientras que Telefe estaba en 11.

La presencia de Evangelina Salazar salvó las papas y le dio un nivel real al programa.

La intimidad del baby shower fue de lo más bizarro. Ella tenía que romper unos huevos y batirlos, no sabía. Hacerle arrorró a un globo como si fuera un bebe y tomar una mamadera. Le pasaron unos videos de ella bebe y ni se reconoció. Lloraba al verse pero no le caía una lágrima. Todo terminó en una discusión por una torta de varios pisos que nadie sabía qué piso correspondía cortar. Apasionante!

"Para elegir el donante busqué que tenga los rasgos parecidos a mi familia" y todos pensaron en Redrado, una vez más. Jorgito Moliniers tocaba la guitarra y ella decía "mi mamá sabe que no me gustan las sorpresas, y menos si no se de qué se trata" (y sí, es una sorpresa). Le dieron un sonajero que no le causó ninguna gracia, la madre se lo dio con todo su amor pero a ella no le gustó: "Somos unos miserables si guardamos ésto".

El programa sirvió para ver todo lo que a ella no le gusta. Y no le gusta nada.

"A mi bebita no la pude concebir (?) pero estoy dedicada a ella full time", dijo.

Conforme avanzaba el programa uno sentía que nada tenía razón de ser. Un gran sinsentido televisado. Entrar en detalles de cómo continuó cada momento, sería redundante. Las peleas con sus asistentes y con su hermana, los detalles preparando la llegada, la ida al pediatra, todo un bodrio. La pobre asistente sufrió toda la emisión, ante las demandas interminables y las peleas de Salazar con ella, de atar.

"Mi olfato se asemeja al de un perro; los olores humanos son el tema del vómito, el popó, no me llevo muy bien pero con mi hija me la voy a bancar", explicó. Discutió con su hermana por los días que iba a quedarse en EEUU para las fiestas con ella. "Me arruinaste el día", le dijo.

A las 23.25 llegó la beba a la pantalla, finalmente. El rating en 7.5, y la discusión por su primera producción de fotos para la revista Hola! con la beba. Pero el problema es que la ropa le quedaba grande. "Yo soy talle doble X small". De la beba ni noticias.

Después el back de la revista, el encuentro con un amigo. La beba vomita "sin olor, es inolora, como la madre". No deja que nadie toque a la beba si no se pone alcohol en gel. Por suerte Matilda es buenita y no se queja, una beba hermosa y tranquila, eso hay que decirlo.

Se notó mucho el salto temporal entre la salida de Buenos Aires y la llegada de Matilda. Nada se vio del nacimiento, la clínica, la emoción de la llegada de su hija. "Soy una mamá hot, el teléfono sigue sonando". Habló con su amigo de Redrado. "El que se va sin que lo echen vuelve sin que lo llamen". ¿Volverá el economista?.

Lo más insólito fue la anécdota del chupete. A Salazar se le cayó uno (tiene 200 vestidos que aún no usará pero un solo chupete, bueh...) y la empleada/amiga/cuasi esclava tuvo que salir a correr para que alguien "se lo esterilice". ¿No fue a la cocina a hervirlo? En fin... todo en ese tono de sin razón... Así fue el estreno, única emisión del reality "Luciana mamá", con picos de 8.5.

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