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El misterio de la morocha de pelo tipo mota que rodea la separación de Bal y Laurita

El culebrón del momento -cierto o armado- sigue sumando elementos misteriosos que le dan sabor.

Las versiones van y vienen en el medio de la separación de Fede Bal y Laura Fernandez, la ex de Hoppe. Ellos niegan que la historia de su ruptura haya sido un armado para tener un punto de conflicto alto en el comienzo del Bailando. Si se reconcilian en menos de dos semanas se comprobará que lo fue.

Pero nadie les quita lo "bailado", justamente, ya que lograron abrir la pista del programa y eso para ellos es como ganarse el Loto. Mientras tanto, la bailarina aún no lo perdona al hijo de Carmen, quien lucha por su amor.

Los rumores dicen que durante el verano, cuando vivían un amor a distancia y no terminaban de blanquear -cosa que hicieron recién en el final de la temporada para lograr una tapa juntos en la revista Gente- ambos tenían "permitidos". Como no eran novios oficiales, los dos tenían algo por su lado, charlado entre ambos, para ir pasando el verano a distancia.

El permitido de Bal sería Flor Marcasoli -¿el de Laurita era el Pollo Alvarez?- pero según cuentan, hubo otra mujer, por fuera del acuerdo que tenía con Fernandez, que -al confesarlo o ella enterarse- hizo que todo se complicara entre ellos justo antes de empezar el Bailando.

Ese extra de Bal -devenido en inexplicable galán, lejos de los buenos tiempos en que los galanes en este país eran Pablo Echarri o Gabriel Corrado- sería una mujer morocha, con rulos muy chiquitos pegados tipo mota, oculta y que aparentemente jamás dará la cara ni confesará su romance con él.

¿Por qué? Por una simple razón: es casada. Bal habría sido su amante y ella tiene más para perder que el propio Fede al contárselo a Laurita. Chan!